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20/11/07

No hay tercero malo

Federico la tomó del regazo y la besó apasionadamente, antes de que se separan le dio un ligero pellizco en la nalga. Ya eran las dos de la tarde del sábado y tenía que irse, se le hacía tarde para cerrar un trato con uno de sus clientes de la constructora. Sabía que después de dos horas de alegatos y justificaciones, regresaría al departamento y la pasaría de maravilla entregándose al placer.

—Nos vemos a las seis ¿va?, espero que tengas todo listo para esa hora—acto seguido le lanzó un beso-aéreo— ¡Ah! yo también vendré preparado.
Gloria se encontraba semidesnuda y con la playera interior blanca que tanto le gustaba usar para hacer lucir la aureola de sus redondos pezones.

—Cómo crees, si estoy ansiosa por hacerlo— sonrió mostrando sus aperlados dientes de anuncio de colgate.

Fede arrancó su mustang 65 y en fracción de segundos se encontraba a bastantes cuadras lejos de casa. Ella se quedó viendo el televisor.
Llegó a la cita laboral, había calculado todas las posibilidades. Le extrañó que Alfredo su cliente, no pusiera objeción alguna y firmaron los papeles concernientes en menos de 45 minutos. Ahora disponía con tiempo de sobra, decidió dar la vuelta por ahí con su coche. En el camino le marcó a Gloria para saber como iba todo.

Gloria sabía que estaba próximo a llegar Fede, en eso sonó su celular era un mensaje de Adrían “Voy para allá ya no aguanto más mamacita…”
En menos de cinco minutos después del cachondo mensaje de Adrían, escuchó el motor de un auto en la cochera y a los pocos minutos sonó el timbre. Era Adrián. Lo detuvo en la entrada.

—¿En qué habíamos quedado? ¡Adrián me vas a meter en problemas! ,no tarda en llegar Federico…

Adrián, le tapó la boca con la mano, mirándola fijamente a los ojos. Se le aproximó lentamente y la beso en el cuello, haciéndola retroceder poco a poco, se fueron devorando con besos y caricias mientras subían las escaleras. Les importo un carajo dejar la puerta abierta y se introdujeron en el cuarto.

Federico al llegar a su casa notó que la puerta estaba abierta, sacó de la guantera del carro su pistola, y se metió sigilosamente a la casa.

—Gloria Gloria… ¿ te encuentras bien?

En el interior del cuarto se escuchó la voz de Federico y Adrían tomó su ropa rápidamente.

—Métete al baño, ándale apúrate— dijo Gloria con un tono muy bajo.

—¡Sí sí mi vida aquí estoy! Al escucharla bien, guardo su pistola en la bolsa del pantalón.
Él entró y ella se abalanzó desnuda, lo comenzó a desnudar rápidamente.

— ¡Ay papacito! ya estaba toda húmeda pensando en que ya ibas a llegar, quiero tenerte adentro.

—Eres genial Gloria…

El ruido en el baño dio fin a ese inicio de la cópula…

—¡Carajo! qué pasa… —aventó a Gloria a la cama y sacó su pistola. Quédate ahí desgraciada.

—no no Fede, no pasa nada.

—¡Cállate carajo! — caminó al baño. Ahí estaba ese hombre con el torso desnudo y los pantalones a medio poner.

—Ahora te desvistes cabrón y a ver tu perra ven para acá, ¿quién es este pendejo?
—mmm… lo puedo explicar Federico, no hagas algo de lo que te puedas arrepentir…
—¡Vete a la cama pinche zorra y tu cabrón ahora desnúdate!— Federico le apuntaba al rostro al pseudo latin-lover.

—Te la vas a coger a está zorrita. Tú cabrona ponte de perrito, así como la gran puta que eres. Ándale cabrón sino te la coges ahora te vuelo los sesos.
Adrián cerró los ojos y palpó el enorme trasero de Gloria, trato de dejar su mente en blanco para dejarse llevar por el mero instinto y logró tener una erección. La montó y comenzó el clásico mete y saca. Ella trataba de reprimir los gemidos de placer tapándose la boca y temblando.

Cuando Federico vió que estaba a punto de venirse aquel hombre. Le gritó
¡Cabrón para yaaaa y voltea! La dejo y ella se tapó con las sabanas. Se vieron cara a cara y Adrián sonrió sarcásticamente, cerró los ojos y extendió los brazos, mientras Federico puso la pistola en su frente. Dejó de apuntarle y guardo la pistola, Adrían seguía con los brazos extendidos.

—¡Cabrón es mi mejor cumpleaños adelantado! —decía Federico mientras abrazaba a Adrían.
Comenzaron a reir a carcajadas y después voltearon a ver a la fabulosa Gloria.

—Jejejeje cabrona, sabes te vamos a dar un extra— dijo Federico y sacó de la billetera un billete de quinientos y se lo dio a Gloria.

—Ya saben cuando quieran yo tengo otro tipo de shows y les puedo cumplir cualquier fantasía…



Ken Pérez

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